Regresar del trabajo cansado y hambriento es algo que me sucede a menudo. Generalmente para solucionar el segundo problema llego a comprar una torta con don Beto, un señor ya grande que de 8 de la noche a 1 ó 2 de la mañana se dedica a vender dichos nutrimentos.
Ayer por la noche pase con don Beto y pedí una torta de huevo con chorizo (sentonces).
Había un señor tomándose un cafe y platicando con don Beto sobre no sé qué, creo que empezaron con algo de Chabela Vargas y siguieron hablando de música ya vieja; el señor me dijo: "Estamos hablando de cosas de la prehistoria" porque comencé a escucharlos con cierto interés. Después siguieron con las borracheras las cantinas y los cabarets mientras escuchaba atentamente lo que decían, recordando e imaginando lo que mi padre posiblemente vivió o hizo. Hablaron de la Princesa Lea, una Argentina-canadiense-alemana (no llegaron a un acuerdo completo sobre la nacionalidad) una encueratriz-bailarina-fichera que salía de una copa de Champagne (champaña pa' los nacos). Según el señor le invirtió mucho a la chica esa y me reafirmo la frase de verbo mata carita, y dinero mata a los dos.
Épocas casi remotas (más de treinta años) donde las noches eran invadiadas por mujeres que cobraban por bailar contigo no sobre ti (mmm que rico....); donde los alcoholes como Guacardí y Don Pedo (Bacardí y Don Pedro) eran la sencación mientras que ahora las aborrecemos; cuando el dinero valia (con cinco mil pesos eras rico).... Tiempos lejanos que remontan en las mentes de quienes las vivieron. Recordar es volver a vivir.
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