22 octubre 2012

Morderán el Polvo

Buscaba hace un rato una entrada de Gerardo de la Torre sobre su libro Nieve sobre Oaxaca pero descubrí que no había tal y que no había escrito nada sobre la novela del oaxaqueño de la Torre. Posteriormente les contaré de que va esta citada novela, de momento les cuento sobre una que me dejó muy muy de a seis: Morderán el polvo.
Situada en un tiempo incierto al inicio, después encontrado en los ochentas, De la torre nos escribe sobre la vida de un escritor, pero no cualquier escritor: un escritor de historietas y fotonovelas de lo que fue la gran industria historietil de México (para darse una idea de como estaba esta época les recomiendo los post de Luis Gantus sobre la industria historietil en México) y los extraños amores que tiene en su vida y que lo situan en una rara situación donde no se sabe que es lo real y que lo imaginario.
En su prosa encontramos ese dejo de misterio y de cotidianeidad que se entremezclan dejando en claro que lo que va a suceder puede no llegar a pasar. La historia va sobre Edgar, el escritor y como se encuentra en un curso de dramaturgia en la UNAM y el como llega a conocer a una chica que le moverá el piso y su mundo por completo, incluso llegado a vivir con él de buenas a primeras y cómo poco a poco la relación irá decayendo hasta el punto de la ruptura. Pero no es cualquier ruptura, un día Edgar (que también había estudiado medicina) la cita para que se lleve sus cosas y cuando menos se lo espera ella, un pañuelo con formol será lo último que...
Pero no sólo es ella, tambien desfilan por su vida otras mujeres que poco a poco sufrirán una suerte similar, pero que no se sabrá que es lo que les espera hasta el final. 

“Nunca me he ido a la cama con una mujer fea, pero he despertado con algunas horribles. Se hablará aquí de Gladis, a quien recluté la noche de una tarde en que, harto de trabajar en el guión de un historieta, y beber en solitario vodkas con agua quinada, tomé un taxi y pedí al chofer que me llevara a Bella Irene, en la calle Izazaga”.
Morderán el Polvo, Gerardo de la Torre

Efecto Tequila

Alguna vez me propuse leer a los ganadores del Premio Dashiell Hammett (galardón otrogado en la Semana Negra de Gijón al ganador de la mejor novela negra) y aunque he leído a algunos ganadores (Taibo II, Hernández Luna, Daniel Chavarría) siempre queda una larga larga lista por descubrir. En este caso, la novela escrita por el sinaloense Élmer Mendoza no ganó el citado premio aunque quedó como finalista y nos deja una gran novela en donde vemos que en México no adolescemos de espias al más puro estilo que del 007.
Elvis Alezcano, ex agente de la DFS (Dirección Federal de Seguridad) y torturador confeso de aquella época sucia, se dedica a recobrar autos robados cuando las aseguradoras no tienen ni la más remota idea del paradero de los mismos. Hijo de hippies amantes de la mariguana y de la ciudad San Francisco, Alezcano participó también como agente del imperio británico en la guerra de las Malvinas donde su participación tuvo grandes repercusiones para el lado vencedor. Ahora, es contactado por su exjefe, el Viejo, para solucionar un caso sobre un antiguo General argentino que está llevando en México el RUV (Registro Univo Vehicular) el cual parece ser un antiguo torturador en la época de los generales y que también está relacionado con un posible golpe militar al actual presidente argentino y lo que podría significar el regreso de los militares al poder.
Así, entre los grandes y rememorablemente irónicos pensamientos del Guitarra de Hendrix (nombre clave de Alezcano), viajes entre España y Argentina y los más inusuales agentes que le ayudarán, Elvis se verá involucrado en un problema internacional para ayudar a los gauchos contra del golpe de estado, salvar al heredero de la corona inglesa de la humillación pública, derrotar a unos terroristas islamistas con ayuda del Mosad e intentar recuperar a su vieja con ayuda de la virgen de Guadalupe.

Una excelente novela

01 octubre 2012

Los que van a morir te saludan

Claudio, Tiberio y Nerón son tres estudiantes franceses que estudian en Roma. Peculiares como pueden ser los personajes de Fred Vargas, estos tres chicos con nombres de emperador romano tienen una estrecha amistad raya en lo normal. Claudio es hijo de Henri Valhubert, un rico editor de arte casado con Laura Delorme, una mujer excepcional casi eterna. Tiberio es el más centrado de los tres emperadores, amigo de Claudio desde la infancia y protegido de Henri, es el mejor amigo del chico Valhubert y siente una admiración casi rayando en lo místico por Laura; junto con Tiberio deciden emigrar a Roma a estudiar con una beca los dos cuando Claudio es enviado a estudiar arte en la escuela de arte Francesa en Roma.
Henri ha sido tocado por un traficante de arte que le muestra un boceto de Miguel Ángel por lo que decide viajar a Roma para investigar este hecho; para esto pide ayuda a su gran amigo obispo (no recuerdo el nombre) indicándole que lo visitará.
La noche de su llegada el editor muere y es entonces cuando comienza a tejerse el entramado sobre la verdadera muerte de Henri y los motivos de la misma. ¿Será el comportamiento libertino de su hijo en Roma o el robo de arte de la biblioteca Vaticana, de donde parecen ser los hurtos, el motivo de esta muerte?
Fred Vargas nos pone una historia rápida y sencilla que nos muestra con su eztraño sentido del humor (emperadores, peroratas sin sentido, excentricidades de los personajes) una intriga donde hasta el último de los capítulos demuestra el leiv motiv de este asesinato.