Suponiendo que la religión es lo que no es; los habitantes de Omnia en el Mundodisco esperan con ansia la llegada de su nuevo profeta, el octavo que llegará a cambiar por completa la estructura de la religión de Om.
Vorbis, el diácono de la Quisisción, ha planeado un ventajoso tratado de Paz con Efebia, así como ha sido designado como el jefe de la expedición. Ha tomado a Brutha como su ayudante, un joven que no sabe leer y es algo torpe, pero qu puede recordar todo lo que sucede, ve u oye alguna vez en su vida... la memoria perfecta.
Lo mejor de todo comienza cunado Brutha que yacía en su hortaliza, el trabajo que nadie quiere hacer, escucha una voz en su cabeza. Después de correr despavorido y regresar con su superior el hermano Numrhod, que acostumbra tener ese tipo de voces en su cabeza casi todo el tiempo y la mayoría de ellas son sexuales. La voz se repite otra vez en su cabeza y se da cuenta de que quien le habla es una pequeña tortuga que dice ser el magnificiente y todopoderoso dios Om.
Ahora, debe ser el nuevo profeta, ya que el poder de un dios depende de cuantos seguidores y creyentes tenga, y el todo poderoso Om sólo tiene un creyente de los millones que debería: Brutha.
Así comienza el libro (claro, no siempre en el mismo orden) de Dioses Menores, en el cual Terry Pratchet esta vez parodia y critica a las religiones, fiolosofía y las guerras; haciendo uso de su mordáz narrativa para llevarnos por la historia de como un dios desbanca a otro, tiene la fe de muchos y luego esa fe se convierte en "fe" a la estructura creada por quienes sirven al dios.
Aparece la podersa Muerte con su ironía (me encanta ese personaje de Pratchet), y no queda más que decir que es un excelente libro, de principio a fin (me gustó más que Rechicero)
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