Una semana un poco agotadora en el sentido de ideas, ya que fueron pocas las que vinieron a mi mente con un tema específico para el blog, y pues esta promete ser igual.
Ayer mientras platicaba con una amiga que hacía mucho rato que no veía (es una lástima que sólo sea por el internet) me comentó el poco tiempo que estuvo que estaba muy preocupada porque su novio se había ido pal otro lado, a Estados Unidos y no tenía idea de él ni sabía si estaba con bien. Poco duró esto porque casi al momento se fue.
Ya había hablado de esto en un post pasado, pero aún me sigue resultando una aversión por la emigración al país del norte. Sí, tal vez suene demasiado patriótico e idílico, pero creo que la solución no es salir del país, sino afrontar lo que sucede en él. Si, también sé que es ilógica esta postura en una situación de recesicón económica como la que el país vive en estos momentos.
En lugar de fomentar estúpidos programas conocidos como "Paisano", el gobierno debería implementar programas de reactivación de una economía prácticamente muerta, de no ser por alguna empresa trasnacional o las grandes industrias mexicanas; además de eso, el país esta nulificado.
¿Qué hay del otro lado? La respuesta es fácil: ingresos provechosos aunque el trabajo sea denigrante y algunas veces inhumano; la capacidad de poder sacar a tu familia del hoyo en el que está, aún a costa de tu propia vida atravezando un desierto, nadando el río o en los contenedores de trailers y trenes sin aire ... eso hay del otro lado, todo sea por la familia y un mejor futuro.
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