Desde la otra vez estaba pensando en cuantas peluquerías sobreviven en la ciudad de México. El número de personas que van a estéticas es simplemente impresionante, o sencillamente el número de estéticas que hay (como ejemplo, en una calle de mi colonia hay 3 estéticas a menos de 20 metros cada una, a la vuelta de la esquina a menos de dos cuadras hay otra, caminas un poco más y hayas dos más...). Recuerdo que en mi niñéz me llevaban a la peluquería, ese lugar donde las sillas altas y complejas con palancas a los lados eran atemorizantes; en ese tiempo había peluqueros hombres que no eran nada cordiales contigo, te jalaban la cabeza de un lado a otro sin recordar que ella estaba fijada al cuello y que no se podía mover más de quince centímetros de su pocisión original. Los clásicos "no te muevas o te van a cortar las orejas" que te hacían pensar en moverte lo más mínimo posible....
Ahora, sólo quedan pocos de estos lugares. Algunos de ellos en los mercados, otros en lugares que llevan más de 30 años en ese mismo lugar, pero pocos los que sobreviven a la invación de estéticas. Tengo que reconocer que yo voy a una estética, por el hecho de que la chica me corta bien el cabello, es económica y amiga de mi mamá. Las cosas que pasan en esta vida.
PD a Zoé.- El libro de las muertas si es de Ibargüengoitia, ya lo revisé.
1 comentario:
que ondas? como vamos espero que muy bien, que thalia y tu sigan bien... por cierto ya viste que las páginas del chacón ya no existen?... leiste los últimos posts en su blog... bueno pues nos estamos viendo
un abrazo.
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