"Este es un libro de contradicciones", comienza Paco Ignacio Taibo II en la nota previa a la primer novela corta que compone el libro Olga Forever, Sintiendo que el campo de batalla.
Contradicciones que le llevaron a escribir dos de las mejores novelas que le he leido a Taibo II, en donde se puede percibir claramente ese defeñismo crónico que le atañe a él como a sus personajes. Contradicciones: escribir un personaje femenino; el absurdo de la ciudad en 1988, pero que se centra en 1985 antes y después del terremoto; el haber sido publicado internacionalmente a partir de esa fecha y hacer una de las más territoriales novelas.... El caso es, que Olga Forever contiene esa dos novelas.
La primera, es Sintiendo que el campo de Batalla, donde se nos presenta a Olga Lavanderos, la Forever tal como reza la rosa tatuada en una peda y que casi le cuesta una violacion por parte de marineros japones pedos; periodista perteneciente a la generación de loqueelvientosellevó; huérfana, chaparrita y cabrona, virgen, crítica, cínica, alburera e irreverente de 23 años; mexicana hasta el tuétano y que jamás votará por el PRI; lectora de Bakunin, Byron y Dumas padre desde los 13 años. Ahora, reportera de espectáculos en el diario La Capital y a la que se le presenta la oprtunidad de cubrir la investigación de cinco cadáveres aparecidos en el gran canal y que parecen haber sido víctimas de tortura, además de haber sido desfigurados y cortados los dedos para imposibilitar la identificación de los cuerpos.
Es así como Olga se ve dentro de una investigación que traerá más que lo que se espera. Para ello confiándose en sus antiguos compañeros de carrera en la UAM, entre ellos El Niño de Oro que jugará un papel muy importante para descubrir el caso.
La segunda, es Que todo es imposible, donde la protagonista es nuevamente Olga Lavanderos, esta vez acompañado de su abuelo Inocencio, capitán retirado del ejército mexicano, patriota y anticlerical que sigue la pista de unos agentes del Vaticano que intentan llevarse el tesoro cristero que están coludidos con Gobernación; por su parte nuestra reportera se encarga de seguirle la pista a unos extraños asesinatos en donde los muertos aparecen con las manos pintadas de verde. Sin duda, esta es la que más me gusta, es muchisimo más irreverente que la anterior, satírica, sardónica, cínica...
Un libro que deberían de conseguir sin falta
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