Terminé dos libros que tenía pendientes. Los comentaré por orden cronológico en cuanto a su empiezo.
Los Misterios de la Opera es un libro con un corte detectivesco, escrito por Emmanuel Matta, un seudónimo. Dicen que dicen que en realidad el escritor es Carlos Fuentes, en homenaje a uno de sus amigos cantantes de ópera (La verdad el chisme no me lo sé al 100, si quieren búsquenlo en la red que yo no he tenido tiempo). La historia va sobre el cantante de ópera Emmanuel Matta, quien tras un atentado en su contra, decide convertirse en detective situando su sitio de operaciones en el bar la Opera (Situado actualmente en Filomeno Mata y 5 de Mayo, la cual también ha participado en la novela Y Retiemble en sus centros la tierra de Gonzalo Celorio). La temática del libro va con una serie de casos que el ex-actor va resolviendo con ayuda de Fortunato y Jacinto, dos cantantes de opera que se convierten en sus agentes de campo y ayudantes, ya que el baldado cantante no sale, salvo contadas ocasiones, de su mesa favorita en el bar. Las historias que se cuentan son interesantes, pero caen en lo habitual. Así mismo la obsesión de citar a los personajes introductoriamente en cada caso, y a mi gusto, el horrible cliché de llamarlos por su nombre completo en cada momento.
El otro libro que leí fue Otros días otros años de Luis González de Alba. Estudiante de psicología allá por el lejano pero inolvidable 1968, Luis González de Alba llegó a ser dirigente estudiantil durante el movimiento del Consejo General de Huelga; apresado en la masacre del 2 de octubre fue llevado al palacio Negro de Lecumberri donde estuvo un tiempo antes de que Echeverría diera la amnistía haciéndolos salir del país. Escribió un memorial llamado Los días y los años con todos sus recuerdo y opiniones sobre el movimiento. En este libro de Otros días... hace una versión en primera persona (hasta que punto es real no lo sé) sobre la estadía en Lecumberrí y el amor naciente por otro preso acusado de asesinato; intercalándolo con recuerdos de su vida en Paris después de su salida y de sus parejas David y Phillip, con recuerdos y reflexiones del 68, y sucesos en la prisión. Un libro agradable (siempre y cuando no seas homófobo) con un final que te saca la sonrisa por su picares.
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