Claudio, Tiberio y Nerón son tres estudiantes franceses que estudian en Roma. Peculiares como pueden ser los personajes de Fred Vargas, estos tres chicos con nombres de emperador romano tienen una estrecha amistad raya en lo normal. Claudio es hijo de Henri Valhubert, un rico editor de arte casado con Laura Delorme, una mujer excepcional casi eterna. Tiberio es el más centrado de los tres emperadores, amigo de Claudio desde la infancia y protegido de Henri, es el mejor amigo del chico Valhubert y siente una admiración casi rayando en lo místico por Laura; junto con Tiberio deciden emigrar a Roma a estudiar con una beca los dos cuando Claudio es enviado a estudiar arte en la escuela de arte Francesa en Roma.
Henri ha sido tocado por un traficante de arte que le muestra un boceto de Miguel Ángel por lo que decide viajar a Roma para investigar este hecho; para esto pide ayuda a su gran amigo obispo (no recuerdo el nombre) indicándole que lo visitará.
La noche de su llegada el editor muere y es entonces cuando comienza a tejerse el entramado sobre la verdadera muerte de Henri y los motivos de la misma. ¿Será el comportamiento libertino de su hijo en Roma o el robo de arte de la biblioteca Vaticana, de donde parecen ser los hurtos, el motivo de esta muerte?
Fred Vargas nos pone una historia rápida y sencilla que nos muestra con su eztraño sentido del humor (emperadores, peroratas sin sentido, excentricidades de los personajes) una intriga donde hasta el último de los capítulos demuestra el leiv motiv de este asesinato.
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