12 febrero 2011

Apoyo a Carmen Aristegui

En la marcha


11 febrero 2011

Los Nombres del Aire

Leí este libro porque la semana pasada en clase de "Curso Monográfico de Narrativa Mexicana" (clase a la que es posible que no vuelva a ir por motivos laborales, ya explicaré después esto en otro post) escuché que leeríamos algo de Alberto Ruy Sánchez.
El libro nos cuenta la historia de Fatma, una joven que ha dejado que su cuerpo fuese invadido por la melancolía y poco a poco su vida ha ido cayendo en una apacible rutina que levanta los rumores en la ciudad-puerto de Mogador (existente en la realidad, situada en Marruecos); ciudad que expira su proximidad con el medio oriente y rememora a Persia y toda la cultura árabe de las mil y una noches. Poco a poco se nos cuenta la historia del porqué la melancólica vida de Fatma y de una u otra forma el destino echado por su abuela en "La Baraja" que Fatma tendrá que seguir para encontrar "la" causa de su estado.
Me sorprende algo de este libro, casi todo lo que he podido leer de este libro habla de sensualidad femenina. Según la RAE la palabra sensual (de la cual deriva sensualidad) tiene tres acepciones: la primera se refiere a las sensaciones, la segunda va por el mismo camino y la tercera nos habla de un deseo sexual. Todo lo relacionado con el libro (desde portada hasta comentarios) va alineada con esta acepción sexual; siendo que en realidad (o a mi parecer), poca incitación hay a lo largo de la historia.
Otro punto para mí importante fue la poca dinámica que hay en la narración. Demasiado onirismo y comparación alegóricas. Me costó un poco entrar en la temática de la novela precisamente por ello. Lo que me gustó fue que en cierto punto Fatma se ríe de su abuela diciendo que podrá descubrir la causa intentando burlarse del destino echado; en cambio todo pasa como fue anunciado dejándonos la idea de que el destino gana a su pesar.

08 febrero 2011

Indignación.

El día lunes me levanté temprano a pesar de que no fui a trabajar: mi sistema acostumbrado a ir al trabajo me pidió ir al baño a la hora normal. Me senté en la taza a hacer mis necesidades al tiempo que prendía el celular para ver que había de nuevo en el Facebook. Conforme leía, me encontré con una noticia que me causó tristeza y rabia: Carmen Aristegui fue despedida de su noticiario en MVS. No había una explicación concreta y sí muchos rumores, rumores que al momento siguen sin concretarse; se hablaba de una nota sobre el alcoholismo de Felipe Calderón, sobre las negociaciones de la familia Vargas por el espectro radiofónico y las concesiones... y más.
"Qué putada" pensé mientras leía lo que Julio Hernández López, el del Astillero, escribía chistes sobre FeCal. Busqué en la red alguna noticia y las pocas que habían se inclinaban en una disculpa no leída por Aristegui respecto a la nota del alcoholismo.
Sabía que esta noticia sería horrible para mi mujer, gran admiradora de la periodista; que sin duda se entristecería y posteriormente buscaría culpables que ya están más que expuestos en este momento. Así fue después de recibir la noticia.
Y es que sin duda la indignación que muchos mexicanos sentimos por este acto político contra la libertad de expresión, este atropello a las garantías individuales de cada persona, no es otra sino un reflejo del estado "totalitario" en el que se ha convertido la nación mexicana. Fascismo como el de Díaz Ordaz y Echeverría, donde lo que alguien decía del presidente significaba su ruina; el "Qué desea oir señor presidente" en lugar del "así fue como en verdad sucedió".
El gran esfuerzo que el pueblo mexicano ha tenido que hacer para poder decir lo que se te venga en gana cuando sea sin el temor de que te lleven se va perdiendo poco a poco: Retrocesos.
Siento una gran indignación por el despojo de Carmen, de la obediencia que las empresas tienen por los favores del "presidente". ¿A dónde vamos a llegar con esto? El pueblo no puede estar tan tranquilo; ya no se puede permitir que estos atropellos se sigan sucediendo; que la toma de decisiones sea de unos cuantos y por sus intereses...
Indignación, completa indignación.

01 febrero 2011

Lo que dura dura y Aliento a muerte

Dos libros.
El primero, Lo que dura Dura es una novela de Daniel Chavarría, uruguayo que radica en Cuba desde hace mucho tiempo (dicen que por el secuestro de una aeronave y que se quedó en Cuba, rumores...) y que es considerado por muchos como un valuarte de las letras latinoamericanas de hoy en día. Ganador del Hammet, el premio de Novela Negra que se da a la mejor del año en la Semana Negra de Gigón, esta historia nos narra las desventuras y aventuras de un grupo de amigos apodados "Los cuatro jinetes del Apocalipsis" y la vida en la isla. El tema principal gira de una serie de casos de priapismo que se suceden en la sierra de Cuba y de la cual El "Bebo", médico que hacía su servicio social en esa zona, se entera y trata algunos casos. Después de una ardua investigación, llega a descubrir cual es el agente activo en la enfermedad. Una vez hecho este hallazgo, le cuenta a su amigo el "Mon", químico farmacobiólogo, sobre todo el caso que ha seguido y la posibilidad de crear un fármaco para curar la impotencia. Aunado a esto, vemos la historia de los otros dos amigos: el "Nitro", un abacuá adicto a la música y el ritmo, miembro de un grupo musical muy afortunado pero sobre todo buena ley con las personas, que por defender a un homosexual (a pesar de la política abacuá) cae en la cárcel, y su reciente salida es motivo de gusto y admiración; y de el "Bayo", un hijo de un médico liberal que cayó en la vida fácil convirtiéndose en ladrón y asesino: la otra cara de la moneda.
Un libro bueno, muy adictivo con la historia y sobre todo lleno de costumbres cubanas de todos los estratos: desde la santería hasta la firme convicción del partido socialista.
El otro libro de hoy es Aliento a muerte de Paco Haghenbeck que nos narra una historia después de la guerra de intervención francesa situándonos en el papel de un capitán del ejército imperial en busca de venganza. Contrario a lo que nos tienen acostumbrados (o por lo menos me tienen), este libro pone como protagonista a un imperial con ideas liberales obligado por su padre a ir a pelear a favor de Maximiliano para salvar su dinero dejando atrás a su esposa; siendo lo común estar situados siempre del lado republicano (como en La Lejanía del Tesoro de Taibo II). Al principio me causaba un poco de animadversión, pero conforme avanza el libro vemos que realmente no hay nada de imperial en él y nos envuelve lentamente en la venganza del protagonista y en desenterrar que fue lo que en realidad paso en su historia. Aunado a eso, cada subcapítulo es antecedido por una pequeña monografía sobre algún objeto de arte o de uso común de la fecha (alrededor de 1867 a 1868) como cuadros, monedas, cigarreras, etc. Un libro muy bueno, salvo el que creo el final que se cae un poco.