Gil Baleares, detective privado, se ha visto en un hoyo desde la resolución del caso Alicia del Moral que concluyó con el secuestro de su padre, El Perro Baleares, por parte de los mismos secuestradores de la hija de los dulceros. Durante más de un año no ha gastado nada de los 2 millones de pesos que les robó a los cabrones esperando la llamada para el rescate del viejo (salvo un viaje a Cuba y las salidas a chupar), y ahora se le presenta una mujer que dice que el padre de su hijo es él.
Así comienza este libro continuación de Ley Garrote, donde Gil Baleares se verá contactado por un ex compañero suyo de la judicial que le ofrecerá un empleo con tal de que lo ayude encontrar a Roberto Oviedo, "hijo" de un juez muy importante, y que gusta de vestirse de mujer y cantar en un antro de la Zona Rosa, y que desde su desaparición, han sucedido asesinatos de hombres que habían tenido que ver con él: apuñalamientos en la espalda y un beso negro en las nalgas de la víctima. Así, contratado pr la Juda del DF y con la promesa de la ayuda de encontrar a su padre, Gil Baleares se verá en la búsqueda de Roberto Oviedo ayudado con Wintilo, su antiguo (y ahora nuevo) compañero; además de lidiar con Teresa Sábato y su hijo y la relación que entre los dos puede o no llegar a surgir.
Joaquín Guerrero-Casasola, guionistas de television (escribió algunos capítulos de Capadocia temporada 2) ha incursionado en el género negro de muy buen pie, haciendo de está su segunda novela casi imposible de conseguir (de entrada por la editorial: Lengua de Trapo muy difícil de conseguir en México) y que gracias a la maravilla de la Interné logre comprar. La novela es rápida y agil, llena de sinsabores y puntos comunes de la ciudad de México que te ligan a ella. Muy buena y con giro de tuerca que te saca una gran sonrisa, aunque el final, esta vez, te deja preguntándote qué pasará con Gil Baleares...
Muy recomendada
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